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Cine con audio, sin imagen ni descripción, valiosas películas de distintos países que nos traerán recuerdos.

Título: Chucky El Muneco Diabolico

Chiste del día

From: Cristina González Moya [crisalegria@yahoo.es]
Sent: Wednesday, July 24, 2002 12:28 AM
To: tiflolibros grupo
Subject: [tiflolibros] Cualquier parecido con la realidad...es cierto.

Un hombre y una mujer pueden ir juntos a muchos sitios. Pueden ir juntos al
cine. Pueden ir juntos a la playa. Pueden ir juntos al Sáhara o a Soria.
Hasta pueden irse juntos a la cama. Pero adonde jamás, jamás, jamás deben ir
juntos es... de compras. No. En eso somos incompatibles. Yo, porque no lo
aguanto. Ella, porque dice que la estreso. ¡Que la estreso!
De entrada, te engaña:
- Cariño, no vamos a tardar nada...
Y te tiras seis horas de compras. Luego, te asusta:
vas con ella por la Gran Vía y de repente... ¡Abducción! ¿Dónde está? Miras
a un lado y a otro... ¡Ha desaparecido! Cuando la encuentras está como
Spiderman, pegada a un escaparate:
- Pero mira qué suéter...
Los hombres somos diferentes. Nos interesan las cosas prácticas, útiles,
realmente indispensables. Yo qué sé: barbacoas, un gato para el coche, una
caja de herramientas con setenta y tres tipos de destornilladores, ¡un
cortacésped! Sí, vale, no tengo jardín, ¿y qué? ¡Es tan bonito! Me lo
llevaría a casa para pasarlo por la moqueta: "Ueeeeeegg... Ueeeegg.. . ".
Pero ellas no nos entienden:
- No, sólo me queda esa talla, tengo que recibir, pero le quedaría
pequeña... Y con esa chaqueta lo que ya le queda que ni pintado es
cualquiera de estas dos camisas, llévese las dos, y esta corbata que le hace
juego con los botones...
Si el dependiente es hábil te puede vender hasta tres chaquetas: una negra,
una azul y una fucsia, por si vas a Miami.
Cuando un hombre va a comprar, lo que quiere es acabar pronto:
- Deme usted unos zapatos.
- ~Color?
- Negros.
- ~Número?
- Cuarenta y dos.
Y ya está. Una mujer no. Si encontrara los zapatos en la primera tienda, se
le estropearía la tarde. Disfruta buscando:
- Quiero un zapato mixto destalonado, tacón cubano, rojo, pero no muy rojo,
con reflejos anaranjados...
¡Toma, búscalos!
De compras con una mujer, te conviertes en hombre objeto. Concretamente, en
perchero: en la puerta del probador, sosteniéndole el bolso y el chaquetón,
cargado con cuatro conjuntos y dos combinaciones. Ella se asoma y te dice:
- Cariño, dile que te de una tallita más, y que si lo tiene en azul.
Pero eso no es lo peor de los probadores. Lo peor es saberte rodeado de
mujeres desnudas de las que sólo te separa una cortina minúscula que se
mueve continuamente. ¿Dónde miras para no parecer un guarro? ¡A las cortinas
no! ¡A la dependienta tampoco! Te haces el abu
- ~Qué miras? Te paras en unos sitios...
Y no nos entienden porque las mujeres van de compras, y los hombres vamos a
comprar. Y no es lo mismo. Comprar es: "Deme usted dos clavos del seis". E
ir de compras es: "Sólo tengo siete horas para las trescientas treinta y
nueve tiendas de este centro comercial y tengo que verlas todas". ¡Y soy yo
el que la estreso!
Una mujer puede estar toda una tarde de compras sabiendo de antemano que no
va a comprar nada. Entra en la boutique y dice:
- Quiero probarme ese vestido, ése y ése.
Y ya de camino al probador va lanzando mensajitos:
- Lo veo un poco pequeño de arriba, y éste me va a hacer bolsas...
La dependienta se percata de que va de farol, y pone cara de odio. Pero a
ella le da igual, y se prueba media tienda. A la hora y media, sale
dejándoles todo como si hubiesen entrado los bomberos, y nada más pisar la
calle comenta:
- Nunca compro en este sitio por lo bordes que son las dependientas...
Un hombre jamás hace eso. En cuanto te pruebas tres cosas, te sientes
culpable; el dependiente también lo sabe, y se aprovecha de ti:
- Sí, sí, la chaqueta me gusta, pero es que creo que le valdría a Pavarotti.
- ~Que se la ve grande? No, hombre, grande no, es amplia, pero es su
talla... usted es que es ancho de hombros, se nota que hace pesas, ¿eh?
- ~Quién, yo?
- ENo? ¡Quién lo diría! Cruce así los brazos, ¿a que no le tira? ¡Porque es
su talla!
- ~Y una tallita menos?
1
rrido. ¿Que está Claudia Schiffer en bolas en la cabina de al lado? ¡Y a mí
qué! A mí lo que me pone es el fluorescente del techo.
Cuando los que nos probamos la ropa somos nosotros, peor:
- Te vas a probar éste y éste, y aquél, y silo tienen en rojo, también.
Y se pasa el rato descorriendo la cortina del probador para que todo Dios te
vea en calzoncillos. O te mete a la dependienta dentro y te miran ambas como
forenses en una autopsia:
- Si es que como no tiene cintura y ha sacado el culo plano de su padre...
Siempre tengo el mismo problema para encontrarle ropa.
¡Yyo la estreso! ¡Yo!
Y después de comprar, ¿quedan satisfechas? ¡No! Se siguen parando en todos
los escaparates:
- Mira estos zapatos con tacón carrete, y más baratos, no me tenía que haber
comprado los otros, pero como tú me metes esas prisas...
Una película se acaba, los viajes al Sáhara o a Soria, también.., pero si
quieren ustedes saber lo que es la eternidad, no tienen más que ir de
compras con una mujer.
Ahora, que yo no se lo recomiendo.


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